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Las partes, que han negociado con la ayuda de un mediador externo, aseguran que este pacto prevé que los titulares de derechos afectados recibirán una compensación por el uso no autorizado de sus obras.
El asunto tiene su origen en una demanda presentada el 19 de agosto de 2024 en un juzgado de California por tres autores estadounidenses, quienes acusaron a Anthropic de entrenar sus modelos de inteligencia artificial utilizando libros obtenidos de las plataformas piratas Library Genesis (LibGen) y Pirate Library Mirror (PiLiMi).
En el marco de este procedimiento, el pasado 17 de julio, un tribunal federal de California aprobó la transformación procesal de esta demanda en una acción colectiva (en inglés, class action), con el fin de dar acceso a todos los autores y editores cuyos derechos hubiera podido infringir Anthropic.
Para unirse a esta demanda colectiva, tal y como The Authors Guild, la asociación estadounidense que agrupa a los autores de Estados Unidos, ha confirmado a nuestra Entidad, es necesario cumplir con los siguientes requisitos:
Ser titular o beneficiario de los derechos de autor de las obras afectadas.
Disponer de un número ISBN o ASIN (Número de Identificación de Amazon) de la publicación pirateada.
Tener registrada la obra en la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos (Copyright Office) antes de la infracción.
En la práctica, estas condiciones excluyen a muchos autores y editores no estadounidenses, limitando la capacidad de defensa de estos si Anthropic ha utilizado copias piratas de sus obras para el entrenamiento de su IA. Al reducir el número de posibles reclamaciones, la plataforma se beneficia de un entorno en el que no tiene en cuenta gran parte de los derechos de propiedad intelectual de las obras que ha utilizado, lo que le permite operar bajo el paraguas del «puerto seguro», protegiéndole de sus responsabilidades frente a los autores y editores perjudicados que no sean de EE. UU. o que siendo de ese país no se den por enterados de este asunto.
Jorge Corrales, director general de CEDRO, considera que uno de los principales desafíos que enfrentan hoy los autores y editores es: «la posibilidad que tienen las tecnológicas al operar sin poner puertas al campo que les permite utilizar obras protegidas sin tener responsabilidades en materia de propiedad intelectual». A esta situación se suma, según Corrales, «una interesada tensión entre las leyes nacionales y el funcionamiento global de la tecnología, que complica aún más la defensa de los derechos de autores y editores».
Un ejemplo reciente lo ilustra con claridad el caso de Getty Images en Reino Unido. La empresa decidió retirar parcialmente una demanda por el uso no autorizado de sus imágenes en el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial, al considerar inviable vincular los hechos denunciados con la jurisdicción británica puesto que la empresa que había utilizado de forma ilícita sus fotos se encontraba fuera de su territorio. Esta situación, explica Corrales, «evidencia las dificultades legales que plantea un entorno digital sin fronteras».
La celebración del juicio, programado para el 1 de diciembre, sigue en pie hasta que el juez apruebe el acuerdo, quien debe corroborar que las condiciones acordadas por las partes son justas, razonables y adecuadas a la ley. El juicio tendrá lugar si dicho acuerdo no se formaliza correctamente por las partes o si alguna de ellas lo incumple.
De forma paralela, Anthropic ha apelado la decisión judicial de esta acción colectiva, argumentando que de ser condenada se pondría en peligro la viabilidad de la empresa, puesto que los daños y perjuicios podrían valorarse en billones de dólares. Ante esta petición, The Authors Guild, junto con International Thriller Writers, Science Fiction and Fantasy Writers Association y Romance Writers of America, ha presentado un escrito ante el tribunal instándole a rechazar dicha petición.
Una resolución desfavorable para Anthropic podría marcar un precedente legal muy importante en materia de propiedad intelectual en Estados Unidos. Para los autores y editores, significaría un avance en el reconocimiento de sus derechos; y para las empresas tecnológicas, implicaría la necesidad de desarrollar sus modelos de inteligencia artificial dentro de un marco respetuoso con los derechos de autor.
Este conflicto pone de nuevo encima de la mesa la necesidad de contar con un marco jurídico que ofrezca seguridad jurídica, tanto a los titulares de derechos como a las empresas desarrolladoras de IA, y un funcionamiento de mercado equilibrado.
Tal y como han solicitado en numerosas ocasiones los autores y editores de uno y otro lado del Atlántico, estas garantías pasan por configurar un marco que prevea que el uso de obras protegidas para el entrenamiento de los modelos de IA se lleve a cabo con autorización de los autores y editores afectados, con transparencia en los usos de los contenidos utilizados y remunerando a los titulares afectados. Desde CEDRO hemos iniciado conversaciones con los representantes de esta acción colectiva para informarnos acerca del impacto que podría tener este asunto para los autores y editores españoles.
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