17/09/2024
La voz de los libros
Maribel Riaza
Desde hace unos años, los audiolibros han irrumpido en la industria editorial en español con fuerza, un formato desarrollado con anterioridad en otras regiones del mundo con cifras de negocio y crecimientos muy interesantes.
Esto ha supuesto un cambio muy importante en la gestión de los derechos de autor al incorporarse nuevos editores, canales de comercialización y diferentes modelos de compensación. El conocimiento y comprensión de
esta nueva dinámica de negocio es fundamental para escritores, así como el resto de actores intervinientes en la cadena de creación, distribución y comercialización del libro.
Pero más allá de formarnos y conocer estas características de negocio propias del audio, como escritores o profesionales que nos dedicamos a la edición, considero imprescindible ir un paso atrás y abordar la situación desde una perspectiva histórica que nos ayude a comprender dónde estamos y por qué el audio es tan importante.
Para empezar, a veces olvidamos que comenzamos a contarnos historias antes de que la escritura fuera inventada y de que existieran los libros. Nuestra especie, el Homo Sapiens Sapiens existe desde hace más de cien mil años y la escritura solo se inventó hace unos cinco mil. Esto significa que la literatura ya existía antes de los libros, pero algo mucho más relevante para lo que estamos tratando es que biológicamente estamos más preparados para escuchar que para leer y que gracias a esta característica, como escritores, podemos hacer llegar nuestras historias a muchas más personas.
Es sorprendente conocer que tal y como leemos hoy en día, en solitario y en silencio, en realidad es algo muy moderno, ya que lo mayoritario y más común a lo largo de la historia ha sido hacerlo en alto y en compañía de otros. Esto ocurría en la antigua Roma, donde Plinio el Joven en sus cartas nos cuenta que le encanta que alguien le lea en voz alta mientras que él y su mujer están comiendo, pero también tenemos referencias de que ocurría lo mismo en los monasterios de la Edad Media, donde la regla de San Benito regula cómo tiene que ser esta lectura.
Sabemos que las principales monarquías europeas tenían la figura de "el lector de su Majestad" y que en el Siglo de Oro, tal y como se muestra en obras como El Quijote, se leía en los descansos de las faenas agrícolas o cuando un grupo de pastores se reunía en torno a un fuego. También sabemos que el escritor Charles Dickens encontró una fuente de ingresos adicional gracias a la gira de lecturas que comenzó a realizar por teatros, práctica que continuó bien entrado el siglo XX cuando muchos poetas como Dylan Thomas hicieron lo mismo. La lectura en voz alta siguió siendo la principal forma de transmisión literaria a pesar de que los índices de alfabetización y la accesibilidad del libro se fueron incrementando en los años siguientes.
Y cuando se inventó el fonógrafo y surgió más adelante la posibilidad técnica de grabar la voz de quien leía, esto fue rápidamente aprovechado para disfrutar de dichas lecturas en cualquier momento y lugar hasta llegar a nuestros días, surgiendo los audiolibros, que no son más que la posibilidad de grabar algo que venimos haciendo a lo largo de nuestra historia como lectores: leer en alto y compartir las lecturas con otros.
Maribel Riaza es responsable de contenidos en Storytel y gestiona derechos de audio para el español, el árabe y el inglés entre otros idiomas, y ha publicado La voz de los libros. Una historia de la lectura desde los escribas a los audiolibros (Aguilar).
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