23/10/2018
Feliz día, biblioteca
En 1992, durante el conflicto balcánico, la Biblioteca de Sarajevo fue destruida. La gente que se encontraba cerca de aquel lugar, lejos de correr despavoridos, trataron de recuperar todo lo posible bajo los escombros del edificio derruido a la vez que procuraban esquivar las balas de la contienda. Muchos de aquellos valientes perdieron la vida por los libros, por la cultura, y en su honor, desde 1997, cada 24 de octubre se celebra el Día de las Bibliotecas.
La conmemoración, que cumple este año su 21 aniversario, fue iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, con el apoyo del Ministerio de Cultura. A través de este día, además de honrar a aquellos que dieron su vida por salvaguardar la literatura que había entre las paredes de aquel edificio, se quiere trasladar la importancia de las bibliotecas, lugar que sirve de encuentro para toda la ciudadanía con la cultura, independientemente del sexo o la edad.
Cada año, en España, un escritor y un ilustrador de reconocido prestigio realizan y diseñan el pregón y un cartel que se envía a todas las bibliotecas públicas del Estado. Este 2018 han sido el autor valenciano Gonzalo Moure y el ilustrador asturiano Alfonso Zapico los encargados de trasladar al papel la importancia de un día así.
¡Y cómo no iba a existir un día exclusivo para ellas! Sus mesas, sus sillas, sus baldas y paredes guardan miles de historias, y no solo aquellas que se encuentran entre las páginas de los libros. Las bibliotecas también esconden aquella tarde angustiosa de un estudiante que no podía concentrarse y acudió allí para conseguir sacar un sobresaliente. La de aquella joven inquieta que quería conocer el pasado reciente de su país a través de una novela. Y la de aquellos niños, que junto a sus padres, fueron a coger un ejemplar que explicara a los pequeños de la casa cómo es el cuerpo humano. Hubo un invierno también que a un escritor no le venía la inspiración, y entre las paredes de la biblioteca más cercana la encontró y sus líneas vieron la luz.
De esto mismo habla el pregón titulado El día de la luz de Gonzalo Moure, de la vida que existe dentro de las bibliotecas y, sobre todo, de las obras vivas que salen de allí. «Así que una biblioteca no es solo un lugar en el que invitar a leer, sino también, o por eso, un lugar en el que invitar a escribir. Las bibliotecas del siglo XXI son, pueden ser, tienen que ser el semillero de nuevas novelas, nuevos monolitos, mojones de nuestro futuro. Si el siglo XX fue sin duda el siglo de la lectura, el siglo XXI puede llegar a ser el siglo de la escritura, ya lo está siendo», escribe. «Que no haya un solo niño, joven o adulto, que no roce la mano de una bibliotecaria que le aconseje, que le oriente en el laberinto», reclama. Y es que no se entiende la cultura sin ellas.
Feliz día, biblioteca.
© de la foto: Shutterstock
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